Los pueblos transitan por lahistoria, dentro de una dinámica social agitada por la contradicción existente,entre las condiciones objetivas de su desarrollo material y las condicionesinstituidas en el marco jurídico, que la sociedad se implanta a si misma, en unmomento histórico determinado, siendo el móvil esencial y decisivo al que obedecela humanidad, la producción y la reproducción de la vida inmediata.
Cuando a determinado grado dedesarrollo de las fuerzas productivas de su estructura económica, correspondenarmónicamente instituciones que consagran democráticamente los principios deigualdad en los que se funda el Estado, las sociedades devienen pujantes en sucurso histórico, hacia el logro de niveles superiores de bienestar y progreso.
Por el contrario, la agudización deesa contradicción fundamental, producto del divorcio y el antagonismodefinitivo del derecho público institucionalizado, con las aspiracionesmateriales postergadas de las inmensas mayorías, pone en incuestionablerelevancia la caducidad de los órganos jurídicos del Estado, pasando deinstrumentos útiles para un crecimiento sostenido, a ser irreductiblesobstáculos para que la historia enmarque a las sociedades modernas en estadiossuperiores de desarrollo.
Este desajuste estructural,inmanente y consubstancial del sistema, es el avispero de la conflictividad y eldetonante social, que pone en riesgo constante la permanencia del estado dederecho y el régimen democrático.
La tarea fundamental que demandaentonces la historia en los tiempos actuales, es la de remplazar aquellasinstituciones que se han constituido en lastres del desarrollo histórico, porotras que, en relación comunicante y recíproca con las necesidades materialesde la sociedad, vayan de la mano con las aspiraciones democráticas de lospueblos en la lucha por la supervivencia.
Ya Bolívar como un barrilete de lahistoria, hace casi doscientos años, se puso en barlovento al soplo de lostiempos, abrigando en su espíritu la noción de que la felicidad, no era otra cosa que más bienestar y mayor democracia,embarcando a nuestros pueblos en un orden republicano, después de dar al trastecon un régimen monacal de tres centurias y así sentar las bases del desarrolloeconómico, conducido por una nueva estructura de corte republicano y constitucionalista.
Vistos así panorámicamente el rol dela humanidad y el carácter cambiante y transformador de la historia, cobran lasinstituciones un papel preponderante y decisivo, en el forjamiento de lasacciones que redunden en un acrecentado provecho y mejoramiento de la felicidady el beneplácito de nuestros pueblos de América Latina y El Caribe, en el marco de un promisorioentendimiento, que fomente la integridad y el respeto mutuo, la defensa de lapaz y la libertad, la solidaridad y la inclusión, la democracia y la plenaparticipación de nuevo tipo, todo en consonancia con los clamores de renovacióny cambio, que reclaman todos los pueblos de la región.
La historia que resalta elsurgimiento de las Relaciones Públicas como función social, encausada apersuadir a una creciente opinión general de los públicos que cuestiona elsistema económico-político y sus resultados, es a la vez la historia de laconsolidación, tanto de los métodos del entendimiento y la persuasión, como delmismo sistema en entredicho, durante las crisis propinadas por el conflictobélico mundial y la gran depresión.
Esta verdadera prueba de fuego de lafunción social de las Relaciones Públicas, para restablecer la confianza de lospúblicos no solo en la empresa sino en el sistema mismo, hacen que esta jovenciencia asuma gran importancia y se injerte como parte esencial de laadministración, en el manejo sea de la cosa pública como de la esfera privada.
De allí en más la profesionalizaciónde las Relaciones Públicas y el ejercicio de su práctica, han hecho de ella unaimprescindible herramienta, que mediante la utilización del método científico,el análisis y la investigación, se instaure como el vínculo eficaz paraatemperar los desajustes sociales del sistema, provocados por el desequilibriode la correlatividad, entre las condiciones objetivas de la estructuraeconómica y las condiciones subjetivas de la superestructura institucional,bajando el tono de la conflictividad de intereses a contramano y el antagonismosocial, mediante el diálogo y la comunicación, bajo las premisas de la prosperidad,el bienestar y la tranquilidad a las que aspiran el bien colectivo.
Diana Izurieta
Quito – Ecuador
Relacionista,consultora para organismos de cooperación internacional, ONG´s, proyectos dedesarrollo humano, y empresas privadas socialmente éticas.
Fundadoray presidenta de la Fundación Ecuatoriana Relaciones Públicas Activas, organismosin fines de lucro cuyo objetivo es el de promover el ejercicio de RelacionesPúblicas en la Repúblicadel Ecuador con un enfoquelatinoamericano humanista.
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