"¿Cuáles el rol del comunicador en las organizaciones sociales?" fue elinterrogante que nos convocó. Como todas las preguntas de esta amplitud,responderla es una tarea de gran envergadura, que requeriría de muchísimotiempo y espacio, los dos mayores tiranos para todo aquel que tenga intenciónescribir. Pero como el vicio de expresarnos nos domina, ensayaré una breverespuesta. Personalmente,creo que en la mayoría de las organizaciones del llamado tercer sector –tal vezporque muchas de ellas han nacido de la mano de profesionales de las cienciassociales- hay una conciencia más o menos profunda (de acuerdo al caso) acercade la importancia de trabajar sobre la imagen institucional y las relacionespúblicas. Es por eso que, contrario a lo que sucede en muchas empresas, suelenecesitarse un poquito menos de esfuerzo para convencer a la cúpula directivade que es necesario contar con un equipo (¡aunque sea unipersonal!) dedicado ala gestión de las comunicaciones. De manera que esa no suele ser la misión quenos convoca en las ONG’s.
Sibien en las organizaciones más jóvenes uno de los desafíos para losprofesionales de la comunicación sigue siendo lograr la visibilidad pública delas entidades a las que pertenecemos, nuestro rol no puede limitarse a laconstrucción de la imagen, el discurso o la estrategia mediática de unaorganización. Una ONG no es sólo un emisor, un constructor de discursos (locual no es poco) sino que es un actor social: su razón de ser no es sólo unmensaje, o mejor dicho, a su mensaje lo constituyen sus acciones. Y elcomunicador no puede ser sólo un medio, un vocero o un intérprete: debe serparte activa en la labor de la organización.
Megusta pensar en el comunicador como generador de proyectos, creador de nuevasiniciativas, que sigue desde que son sólo ideas hasta su concreción. Esto puedey debe hacerse sin dejar de lado las tareas idóneas de nuestra profesión:ayudar a tejer redes, gestionar y administrar canales de comunicación, generarespacios de diálogo e intercambio, contribuir a alcanzar consensos, difundir laideología y las actividades de la organización.
Asumireste rol significa que las habilidades y competencias del comunicador se ponenal servicio de las diferentes etapas en la realización de un proyecto: desdehilar la idea y plasmarla en papel, a evaluar –junto a otros profesionales- laviabilidad de la propuesta y planificar las acciones que llevarán a suconcreción. En conclusión, el comunicador se transforma en un coordinador deproyectos, el centro de una red de trabajo multidisciplinario orientado aobjetivos.
Seguramentehay quien pensará que de esta manera se diluye la especificidad delcomunicador. No obstante, creo que la conjunción de estos “polos”; deplanificación y ejecución, de mediación y concreción, de pensamiento y acción;es fiel al perfil que nos caracteriza como profesionales estudiosos de lacomunicación: el de intelectuales forjados en y para la praxis.
Lic. María LucreciaAudisio
Licenciada en Comunicación Social. Actualmente se desempeñacomo Coordinadora de Relaciones Institucionales de la Fundación VOCES.
Ha trabajado en el Departamento de Docencia e Investigacióndel Hospital Privado, donde cumplió tareas de comunicación institucional y decoordinación, administración y control de los programas de formación de lainstitución. Además, ha dictado capacitaciones en comunicación interna.
También ha sido Secretaria de la Revista ExperienciaMédica, órgano oficial de divulgación científica del Hospital Privado, dondetenía funciones de editora y correctora de los artículos.
mlaudisio@gmail.com
